La educación es el eje más importante de la transformación en las comunidades. Es la llave que nos abre las puertas para aspirar al ascenso social, por ello, tiene que estar en el centro de un propósito colectivo, en el que cada sector participe de un círculo virtuoso para el bien común.
Las mujeres y hombres de empresas también tenemos un rol clave en la educación, en tanto contribuimos al desarrollo y contamos con una visión estratégica para invertir y tener mejores recursos en distintos niveles.
La educación mejora desde la apuesta a la innovación, pero se sostiene sobre todo desde la planificación y el compromiso a nivel estatal, donde la problemática parecería estar relegada.
Según datos oficiales, hoy en nuestro país 6 de cada 10 chicos y chicas menores de 18 años está bajo la línea de la pobreza. No sorprende entonces saber que apenas la mitad de los chicos finalizan el secundario y, aún a los que lo terminan, les faltan habilidades indispensables para insertarse en el mercado laboral.
La brecha entre el sistema educativo y el entramado productivo, nos puede llevar a la resignación o bien, abrirnos los ojos a las transformaciones que tenemos que alentar como sociedad.
Asimismo, generar empleo formal competitivo tiene tanto que ver con la inversión y la educación como que esté apoyado en reglas claras que brinden previsibilidad. Allí entra en juego la necesidad de elevar la calidad institucional, como por ejemplo, a través de un Poder Judicial más independiente y eficaz.
Cuando hablamos de independencia, nos referimos a la necesidad de que los Jueces interpreten y apliquen la ley con absoluta prescindencia del poder político de turno. Cuando hablamos de un servicio eficaz, nos referimos a la necesidad de 1) facilitar el acceso a la justicia para toda la ciudadanía; 2) lograr mayor transparencia en los procesos judiciales; 3) incorporando los avances de la tecnología y 4) acelerar los trámites judiciales a fin de que los jueces resuelvan los asuntos en tiempos razonables.
Educación, Trabajo y Justicia, tres temas fundamentales para el desarrollo de Argentina.
La participación ciudadana, central en la vida democrática, debe confiar en su poder de organización para lograr cambios. A principios de este año, la reacción de las familias frente a la falta de clases presenciales fue el mejor símbolo de que podemos trabajar juntos para cambiar la tendencia. La pandemia expuso con mayor fuerza lo que es evidente: necesitamos que los chicos concurran a la escuela y tengan la oportunidad de terminar sus estudios.
Nuestro rol fundamental como hombres y mujeres de empresas es generar crecimiento, porque ese crecimiento genera trabajo de calidad, bien remunerado y promueve el desarrollo de las personas. El empleo transforma no sólo la vida de los trabajadores sino que además genera efectos positivos en todo el ecosistema.
Nuestro desafío como argentinos es ver esas conexiones y tratar de garantizar que se retroalimentan positivamente para lograr un mejor futuro para todos, para que las próximas generaciones tengan más y mejores oportunidades.
Verónica Andreani, , es directora de Grupo Logístico Andreani y miembro del Directorio de IDEA.
Fuente: La Nación