La cantante y empresaria barbadense Rihanna provocó la furia de los hindùes al compartir en sus cuentas de Instagram y Twitter una fotografía en la que aparece semidesnuda luciendo un colgante que representa al Dios hindú Ganesh.
Los indios desencadenaron una ola de indignación contra la mega estrella, acusada principalmente por los integristas, pero también por muchísimas figuras políticas, de despreciar su religión.
Entre los más ofendidos, varios exponentes del BJP, el partido en el gobierno, y del Vishva Hindu Parishad (VHP), la vasta organización extremista religiosa, que denunció a las dos plataformas sociales afirmando que la foto «hiere la religión».
«Es tremendo ver como Rihanna toma en broma nuestro venerado Dios Ganesh», escribió Ram Kadam, parlamentario del BJP. «No tiene respeto alguno por nuestra cultura y nuestros valores», expresó.
La fotografía, en realidad, forma parte de la campaña de lanzamiento del brand de lencería Savage X Fenty, la marca de la cantante, que luce un culotte color lavanda, además de varias joyas, entre ellas el colgante incriminado.
El diario The Indian Express reveló que Rihanna había usado el colgante, una joya preciosa de amatista con incrustaciones de pequeños diamantes, en un evento en Nueva York, en 2019.
Entonces, los fanáticos indios, para nada ofendidos, habían fantaseado que eso era el anuncio del esperado tour de la diva al país.
Es la segunda vez en pocos días que Rihanna provoca a los indios: la semana pasada en un tuit suyo apoyó a los agricultores que piden la cancelación de la reforma agraria, lo que irritó a los nacionalistas.
Sensacionalismo, habían vociferado. Pero justamente aquel tuit es la causa de la tormentosa impugnación de las últimas horas: Rihanna, con sus 100 millones de seguidores en Twitter, y más de 91 en Instagram, es una poderosa voz, capaz de lanzar en todo el mundo una protesta sin igual, que tiene desde hace casi tres meses a centenares de miles de agricultores manifestar pacíficamente.
Ofendidos por Ganesh, pero no solamente. Rihanna consiguió mostrar a un gobierno testarudo, firme en sus posiciones y siempre más represivo contra quien denuncia lo que está sucediendo y también contra quien se proclama solidario con los agricultores.