Opinion

La improvisación de los encierros poblacionales

“En resumidas cuentas, los planes para pandemia respiratoria no consideraban siquiera los encierros de poblaciones enteras”.

Es interesante leer los planes de respuesta ante una pandemia de virus respiratorio. La Organización Mundial de la Salud (OMS) mantiene un plan de respuesta ante una pandemia de virus respiratorio, basada en el modelo de la influenza, pues históricamente ha sido la amenaza más frecuente. Muchos países mantienen sus propios planes. Al leer estos planes que existían antes de 2020, resulta curioso que por ningún lado se recomienda encerrar poblaciones enteras, mucho menos durante meses. Ni ordenar el cierre de actividades “no esenciales”, mucho menos por casi un año.

Ah, el plan de la OMS, actualizado al año 2019, sí habla de cuarentena. Pero ya sabemos que cuarentena no es lo mismo que encerrar poblaciones enteras. La cuarentena es el aislamiento de personas que están enfermas o que han sido expuestas a personas enfermas, y que tienen una alta probabilidad de ser contagiosas o estar incubando la infección. La cuarentena no es mandar toda una población a encerrarse por si acaso. Pretender que eso sea cuarentena es torturar el lenguaje. Por eso en inglés se emplean las expresiones “lockdown” u “order to shelter in place”, ambas expresiones usadas para referirse a los encierros de poblaciones enteras que han sido ensayadas desde marzo de 2020 en casi todo occidente (con honrosas excepciones). Ninguna de las dos expresiones aparece por ningún lado en el documento de 125 páginas de la OMS.

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En el año 2005, el Gobierno federal de los Estados Unidos de América (EUA) comisionó, a través del Consejo de Seguridad Doméstica, la elaboración de un plan estratégico de preparación y reacción ante una pandemia de influenza. El documento resultante (2006) contempla la cuarentena, en su acepción aceptada, ya referida. Sin embargo, también dedica tres párrafos a contemplar lo que allí llama “cuarentena geográfica”, que el mismo documento equipara con la expresión francesa “cordon sanitaire” o cerco sanitario. La define así: “La cuarentena geográfica es el aislamiento, por la fuerza si es necesario, de localidades con transmisión documentada de la enfermedad, frente a localidades aún libres de la infección […] debe distinguirse de la cuarentena de contactos de casos, en que se ha confirmado la exposición a un agente infeccioso, pero no la infección per se”. Es notorio en el documento el esfuerzo por dejar claro que cuarentena y cerco sanitario no son la misma cosa, y que a lo que se refiere con “cuarentena geográfica” es realmente al concepto de “cordon sanitaire” o cerco sanitario. Y luego el documento da su evaluación sobre la utilidad del cerco sanitario: “una vez que la transmisión […] ha ocurrido en múltiples localidades discretas, y sea claro que los esfuerzos de contención han fracasado, la utilidad de la cuarentena geográfica como una medida de contención de la enfermedad en cualquier localidad particular será profundamente limitada”. Y añade más adelante: “La implementación de cuarentena geográfica […] impone costos de oportunidad significativos y puede resultar en el desvío significativo de recursos y activos que pueden ser usados para mejor efecto en medidas de contención menos draconianas” (p. 116).

Hay un documento del Centro para Seguridad Sanitaria de la Escuela Johns Hopkins de Salud Pública. Titulado “Preparación para una pandemia de alto impacto de patógeno respiratorio”, lleva fecha de septiembre, 2019. Sobre la cuarentena (en el sentido tradicional epidemiológico ya señalado antes, de aislamiento de los expuestos al agente patógeno, y no de encerrar poblaciones), señala: “las medidas de cuarentena tendrán la menor efectividad contra patógenos que son altamente transmisibles, tienen períodos de incubación cortos y se transmiten a través de mecanismos aéreos, en contraste con gotículas”. Mire usted, llevamos 11 meses en que nos han dicho que las medidas draconianas impuestas a la población se justifican en que el virus es altamente transmisible. Sin embargo, lo que señala el documento del Johns Hopkins es precisamente que con patógenos aéreos de alta transmisibilidad, es cuando las cuarentenas serán lo menos efectivas. Y recuerde, se refiere a la cuarentena en sentido estricto tradicional, no a cercos sanitarios. Si la cuarentena estricta, como medida dirigida con bisturí, era considerada de poca efectividad ante un virus de alta contagiosidad, ¿cómo no va a ser aún más inútil un instrumento tan torpe como lo es el encierro de poblaciones enteras?

En resumidas cuentas, los planes para pandemia respiratoria no consideraban siquiera los encierros de poblaciones enteras. El único que lo mencionaba, le dedicaba tres párrafos, ni siquiera una página completa (en un documento extenso de 233 páginas), y no lo recomendaba. ¿Cómo llegamos entonces en occidente a la adopción cuasiuniversal de estas medidas barbáricas en marzo de 2020? ¡Ah! Buena pregunta.

 

Jaime Raúl Molina Avatar del Jaime Raúl Molina Abogado, Esposo y Padre. Defensor de la libertad, estado de derecho y límites al poder. Enemigo de la demagogia. Ciudadano, no súbdito.

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Fuente: la estrella de panamá.com

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