En la historia del boxeo en Argentina existieron figuras que fueron auténticos ídolos, sin haber ganado nunca un título mundial, a quienes se les da la calificación de campeones sin corona. Ese eslabón es el reconocimiento eterno que el público le otorga a los boxeadores que no llegaron a ser monarcas mundiales.
1. Luis Ángel Firpo
Ciertamente, Luis Ángel Firpo es el padre del boxeo argentino, el máximo exponente de los campeones sin corona. Fue el primero en obtener su licencia profesional, aún cuando dicho deporte estaba prohibido en su país natal.
Al Toro de las Pampas no le bastó con tamaño galardón, sino que también se inmortalizó como el primer argentino en posicionarse como retador al cinturón máximo.
Si bien perdió por nocaut en su oportunidad dorada ante Jack Dempsey en 1923, logró arrojar a golpes al campeón hacia afuera del ring, gesto con el que se ganó el cariño del pueblo. Esa pelea marcó una época del boxeo latinoamericano y el nombre de Luis Firpo circuló por todo el mundo.
Para con Firpo, la gratitud de sus contemporáneos y de toda la posterioridad, se vio representada de muchas maneras: Desde gimnasios, escritos y películas, hasta clubes de fútbol bajo su nombre.
El nacido en Junín compuso su récord de 31 victorias, 26 previas al límite, y 4 derrotas.
2. Oscar Natalio Bonavena
«Yo soy del barrio, del barrio de la quema. Yo soy del barrio de Ringo Bonavena«, cantan semana a semana los hinchas del Club Atlético Huracán, en homenaje a uno de sus mayores ídolos, el más mediático de los campeones sin corona.
Simpático, carismático, amable y ambicioso, Bonavena llegó a ser catalogado como «la esperanza blanca» del peso pesado, en una época de constantes guerras raciales, aún dentro del deporte.
Enfrentó a inmensas figuras como Muhammad Ali, Joe Frazier, Floyd Patterson o Jimmy Ellis y, aunque perdió con todos, agigantó su imagen como nadie más. A pesar de pelear con tantas figuras de los pesados de la época, solo una de esas reyertas fue por el campeonato del mundo.
Fue el 10 de diciembre de 1968, en la segunda de las dos peleas que sostuvo contra Frazier, y donde el argentino perdió por decisión unánime. Smokin Joe cortó a su rival en los dos ojos y en la nariz, pero el argentino resistió de pie todos los embates del estadounidense.
Con Ali, Ringo protagonizó una previa llena de bromas, risas y carisma. La gracia de Bonavena no desmereció en nada a la personalidad de The Greatest. En la contienda, Ringo Bonavena sufrió el único nocaut de su carrera, y fue en el último round.
A lo largo de su trayectoria, el de Parque Patricios cosechó 58 peleas ganadas, 44 por nocaut, nueve perdidas y una empatada.
3. Juan Domingo «Martillo» Roldán
Martillo Roldán se midió con las grandes personalidades del pugilismo en su época, durante la que enfrentó a dos de los tres mejores del momento, como Marvin Hagler y Tommy Hearns.
Con la fuerza que le valió su apodo, y sus cualidades de atracción con los espectadores, Roldán fue el último gran genio sin título que tuvo el pueblo argentino.
Lanzó a Hagler a la lona en el primer round, y estuvo muy cerca de arrebatarle el cetro a Hearns pero, como se dice en Argentina, le faltaron cinco para el peso. Peleó tres veces por el puesto de campeón y en todas cayó derrotado, contra Hagler, Hearns y Michael Nunn.an grandes como las oportunidades que consiguió.
El glorioso cordobés contó con un total de 67 triunfos, 47 por la vía rápida, cinco pérdidas y dos igualdades, además de ganarse el lugar que le correspondió en el deporte argentino.
4. Justo Suárez
Como reza el tango, Justo Suárez fue de Mataderos al centro y del centro a Nueva York, con su particular pero atractivo estilo.
La leyenda cuenta que muchas de sus contiendas duraron menos de un minuto, por lo que cautivó a sus seguidores, que lo admiraban como a un experimentado pese a su corta edad.
En 1931, el Torito de Mataderos enfrentó a Billy Petrolle por el campeonato mundial de los ligeros. Si bien realizó una actuación más que aceptable, fue noqueado por su par estadounidense.
Tiempo después, se conoció que el porteño había contraído tuberculosis y peleó con Petrolle mientras dicha enfermedad castigaba su organismo, y bloqueaba su sistema respiratorio.
Pese a que murió con jóvenes 29 años, su espíritu permanece en las callecitas de la Ciudad de Buenos Aires, y quizás descansa sobre su busto, ubicado en la esquina porteña de Alberdi y Murguiondo.
Fueron 24 presentaciones exitosas, 14 por nocaut, 2 derrotas y un empate le bastaron a Justo Suárez para convertirse en un prócer boxístico.
5. Eduardo Lausse
Con su técnica pulida y la velocidad que lo caracterizaba, Eduardo Jorge Lausse hizo todo para llegar a la cima de su categoría. No está mal decir que lo logró, pese a que no pudo quedarse con el sumo galardón.
Lausse fue uno de los célebres trabajadores ordenados por Alfredo y Celestino Porzio, una mítica dupla de entrenadores que animaban con sus pupilos la actividad del Luna Park.
Allá por 1952 tuvo su primer choque ante el ex campeón mundial Gerardo González, mejor conocido como Kid Gavilán. El Zurdo perdió, pero tuvo su triunfal revancha en 1955.
El oriundo de Lomas del Mirador también se impuso a Gene Fullmer, quien después se consagró como campeón mundial mediano, pero jamás le concedió a Eduardo Lausse la posibilidad de buscar el campeonato.
Con 75 reyertas ganadas, 63 por nocaut (por eso también lo apodaron «Knockout«), 10 derrotas y dos empates, el bonaerense se destacó como uno de los campeones sin corona más vistosos.
Fuente: Izquierdazo