El gobierno de la Ciudad de Buenos Aires anunció la vuelta de las clases presenciales en todos los niveles educativos. Desde los gremios lo califican como «irresponsable» y acusan al gobierno cambiemista de «buscar la segunda ola» de contagios.
Desde el próximo lunes 9 de noviembre, la Ciudad de Buenos Aires pasará a una nueva etapa de Distanciamiento Social, Preventivo y Obligatorio (DISPO) al igual que el resto del AMBA. Los gremios docentes que vienen advirtiendo sobre las consecuencias que podría traer una apertura abrupta, reclaman por la falta de diálogo y movieron en las redes los hashtags #BuscanLaSegundaOla y #NoSonBurbujasSonGlobos a modo de protesta mientras el mandatario porteño hacía el anuncio.
Según las indicaciones, las actividades deberán cumplir una serie de criterios una serie de criterios respecto al distanciamiento social y a la cantidad de personas por metro cuadrado, por lo que se manejarían en lo que llamaron «burbujas» de unas 8/10 personas entre estudiantes y docentes. Se tratará de actividades deportivas, artísticas y lúdicas y tendrán hasta de dos horas de duración.
El tema es que la implementación de la apertura dependerá de cada escuela y no es obligatoria su asistencia, ni su puesta en marcha, por lo que el gobierno de la Ciudad se despega de las consecuencias inmediatas que pudiera tener una vuelta a la presencialidad desorganizada o ineficaz. La responsabilidad recaerá en las direcciones de las escuelas y en las familias. El transporte público también estará habilitado.
Del mismo modo, el gobierno porteño anunció un inicio anticipado para el próximo ciclo lectivo. A diferencia del resto del país, que iniciará en marzo, comenzará el 17 de febrero con la idea de volver a generar una rutina escolar.