La desinformación no es un fenómeno nuevo. Sí son inéditas, en cambio, la velocidad y la amplitud con las que se propagan toda clase de bulos e informaciones trucadas (“fake news”) por las redes. Esta situación impone que los periodistas y órganos de prensa fiables se replanteen su misión y les ofrece una oportunidad para luchar contra la información adulterada.
Cuando se están multiplicando en todo el mundo los indicios de injerencia en los procesos democráticos, es inevitable intensificar el debate sobre los medios para luchar contra los bulos e informaciones trucadas. Sin embargo, una deficiente comprensión de este fenómeno y de sus orígenes y peligros reales está sembrando confusión.
Para tratar de esclarecer el problema, la Red de Periodismo Ético (EJN) ha elaborado esta definición de la información falsa o trucada: “Toda aquella información fabricada y publicada deliberadamente para engañar e inducir a terceros a creer falsedades o poner en duda hechos verificables”. Esta definición debería permitirnos diferenciar más fácilmente el periodismo de la propaganda, de los “hechos alternativos” y de las mentiras malévolas.
Acá la opinión de dos especialistas de la información, en primer lugar Ricardo Gandour y cerrando el informe María Ressa
1- «Las informaciones falsas deben conducirnos a reafirmar la misión tradicionalmente desempeñada por los periodistas: tratar de esclarecer la opinión de la sociedad y el público. Tenemos que reforzar este elemento central de nuestro cometido profesional y mostrar dónde están los hechos reales y los verdaderos debates».
Ricardo Gandour
Director General
Red radiofónica Central Brasileira de Notícias (CBN)
(Brasil)
2 -«Nuestra red social Rappler, dedicada al periodismo de investigación, localizó en Filipinas unos 300 sitios que difunden informaciones falsas. Durante la campaña de las elecciones presidenciales de mayo de 2016, examinamos con atención el aumento de cuentas Facebook sospechosas de difundir información tergiversada en esa plataforma digital.
Necesitamos unos tres meses para examinar minuciosamente los datos de esas cuentas y comprobar la índole falaz de sus informaciones. Descubrimos que con un “nido” de 26 cuentas falsas se puede influenciar a unos tres millones de usuarios de Facebook. Sabemos, además, que desde noviembre de 2016 se pueden movilizar en Filipinas unas 50.000 cuentas Facebook para lanzar campañas a favor o en contra de personalidades políticas y simples ciudadanos. Según nuestras estimaciones, una cuenta de difusión de información falsa contaba con más de 990.000 seguidores pertenecientes a grupos de apoyo a un dirigente político; y otra cuenta de ese mismo tipo tenía 3,8 millones de seguidores, entre los que se contaban miembros de organizaciones de filipinos expatriados y diversos grupos dedicados a actividades de compraventa.
Habida cuenta de que en Filipinas hay unos 54 millones de usuarios de Facebook, se puede decir que las redes sociales se han convertido en un arma temible para manipular a la opinión pública y amordazar a la oposición. La red Rappler ha sido blanco de innumerables ataques en Internet, que provenían de cuentas Facebook abiertas especialmente para acosar a nuestros reporteros y colaboradores.
Todo esto nos incita a ser más resueltos que nunca en nuestra lucha para denunciar las informaciones embusteras e impedir su propagación»
María Ressa
Cofundadora y Directora General
Red Rappler (Filipinas)