Horacio Accavallo, ex boxeador argentino que supo ser monarca mundial de peso mosca, cumple hoy 86 años.
Acavallo nació el 14 de octubre de 1934 en la carenciada Villa Diamante, ubicada en la Provincia de Buenos Aires.
Antes de combatir profesionalmente, se ganó la vida con otro tipo de espectáculos, no tan atractivos como verlo pelear, desde infante, Roquiño fue fakir, payaso de circo, botellero y cartonero, todo con el raso objetivo de ganarle al hambre y sobrevivir a la miseria.
De buscavidas a campeón mundial
El 21 de septiembre de 1956, la primavera del boxeo hizo florecer la faceta boxística rentada de Horacio Accavallo.
Con triunfos rutilantes, se hizo un lugar en las principales carteleras del Luna Park, junto con un espacio en el corazón de sus compatriotas.
Este muchacho de Lanús viajó a Japón para enfrentar al local Katsuyoshi Takayama, por los títulos vacantes del CMB y de la AMB, el primero de marzo de 1966.
Dicho duelo constó de 15 rounds frenéticos en los que, pese al embarullado comienzo, prevaleció la inteligencia y la valentía del pequeño gigante.
Cuando sonó la primera campanada, Accavallo se topó con Takayama, quien había roto los códigos tácitos del pugilismo, para atacar primero y de manera sorpresiva.
Tal golpe no pareció inmutar al bonaerense, que llevó adelante su plan con la firmeza que lo caracterizó durante 12 años de trayectoria.
Las tarjetas lo dieron como ganador por decisión dividida: 73-69 y 74-67 para el argentino, mientras que en la restante predominó el oriental por 71-70.
Con este fallo, Horacio Accavallo grabó a fuego su nombre entre los grandes del pugilismo. Fue el segundo argentino en consagrarse mundialmente, detrás de Pascual Pérez.
A fines de 1967 y en posesión de la corona, Roquiño finalizó su exitosísima vida deportiva, que constó de 74 victorias, 34 por nocaut, dos derrotas y seis empates.
Desempeño empresarial
Como empresario, Horacio Accavallo fue más que destacado. No solamente logró mantener lo que ganó sobre el ring, sino que multiplicó su fortuna.
Con fábricas de calzado, establecimientos bailables y locales de ropa deportiva, noqueó al destino. De esta forma, aseguró económicamente su adultez y el futuro de su familia.